Concurso para el Palacio de Congresos y Auditorio de Badajoz

Concurso

Tercer Premio / Third Prize

Convocado por

Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura

Dirección

Antigua Plaza de Toros

Fecha

1999

La inserción  de una figura geométrica tan potente como el círculo de la antigua plaza de toros en la forma pentagonal de la muralla tiene un indudable atractivo plástico.  Más allá de este atractivo, entendemos que no tiene sentido intentar conservar o restaurar un edificio que, habiendo perdido su uso determina de una forma tan impositiva el desarrollo espacial y funcional del futuro palacio de congresos. Su interés está, más que en la  arquitectura de la plaza, en su inserción en el lugar, semienterrada contra la muralla y con acceso frontal desde la calle. De lo que queda de su arquitectura está bien el trabajo de bóvedas y arcos de ladrillo, pero su altura es tan escasa que imposibilita su actual utilización como espacio público. 

La geometría pentagonal, quebrada y horizontal de la muralla se continúa y genera el trazado de los espacios del nuevo proyecto. La estrategia de implantación urbana es similar a la de la plaza de toros; el edificio se clava en el terreno, creando sobre su cubierta un paseo de ronda que recorre el baluarte uniendo el nivel de la calle con el de las almenas. Un único volumen  quebrado emerge en la zona central y da la imagen reconocible del nuevo auditorio, personalizando un paisaje urbano visualmente desordenado en altura. Ésta pieza dialoga con la muralla, intenta no oprimirla, se separa de ella y no se eleva demasiado. 

Dos son las claves de  la interpretación urbana que hace el proyecto: la creación de la plaza de acceso, y hacer el edificio paseable en su cubierta. Ambas buscan un mismo objetivo: liberar espacio, ampliar la calle, crear un pequeño pulmón de actividad urbana en torno al Baluarte de San Roque.

La plaza de acceso es un espacio cóncavo. Receptáculo y estancia, se convierte en un auténtico escenario urbano, lugar de posibles espectáculos al aire libre, representaciones, etc. La sala de exposiciones, la cafetería y el acceso a taquillas son una banda de actividad que rodea la plaza y que contribuirán a darle vida y actividad urbana.

El paseo sobre la cubierta  continúa junto a la muralla descendiendo en rampa hasta la puerta de entrada al parque. El talud vegetal existente en la Ronda del Pilar se conserva como tal, acompañando a esta parte del recorrido.

El edificio se clava, semienterrándose junto a la muralla y abriéndose a la ciudad. Establece un gran basamento del que sólo emerge un volumen. Dentro de éste se sitúan tanto la sala principal como las de seminarios y conferencias. Bajo el basamento aparecen todos los servicios imprescindibles para el buen funcionamiento del Palacio de Congresos. Las zonas públicas se vinculan más a los espacios exteriores y a la plaza y las privadas al funcionamiento de la sala  principal de congresos o Auditorio.

 

 

Arquitectos Alberto Martínez Castillo, Beatriz Matos Castaño Colaboradores Enrique Barrera, David Casino, Jose Ignacio Toribio

La inserción  de una figura geométrica tan potente como el círculo de la antigua plaza de toros en la forma pentagonal de la muralla tiene un indudable atractivo plástico.  Más allá de este atractivo, entendemos que no tiene sentido intentar conservar o restaurar un edificio que, habiendo perdido su uso determina de una forma tan impositiva el desarrollo espacial y funcional del futuro palacio de congresos. Su interés está, más que en la  arquitectura de la plaza, en su inserción en el lugar, semienterrada contra la muralla y con acceso frontal desde la calle. De lo que queda de su arquitectura está bien el trabajo de bóvedas y arcos de ladrillo, pero su altura es tan escasa que imposibilita su actual utilización como espacio público. 

La geometría pentagonal, quebrada y horizontal de la muralla se continúa y genera el trazado de los espacios del nuevo proyecto. La estrategia de implantación urbana es similar a la de la plaza de toros; el edificio se clava en el terreno, creando sobre su cubierta un paseo de ronda que recorre el baluarte uniendo el nivel de la calle con el de las almenas. Un único volumen  quebrado emerge en la zona central y da la imagen reconocible del nuevo auditorio, personalizando un paisaje urbano visualmente desordenado en altura. Ésta pieza dialoga con la muralla, intenta no oprimirla, se separa de ella y no se eleva demasiado. 

Dos son las claves de  la interpretación urbana que hace el proyecto: la creación de la plaza de acceso, y hacer el edificio paseable en su cubierta. Ambas buscan un mismo objetivo: liberar espacio, ampliar la calle, crear un pequeño pulmón de actividad urbana en torno al Baluarte de San Roque.

La plaza de acceso es un espacio cóncavo. Receptáculo y estancia, se convierte en un auténtico escenario urbano, lugar de posibles espectáculos al aire libre, representaciones, etc. La sala de exposiciones, la cafetería y el acceso a taquillas son una banda de actividad que rodea la plaza y que contribuirán a darle vida y actividad urbana.

El paseo sobre la cubierta  continúa junto a la muralla descendiendo en rampa hasta la puerta de entrada al parque. El talud vegetal existente en la Ronda del Pilar se conserva como tal, acompañando a esta parte del recorrido.

El edificio se clava, semienterrándose junto a la muralla y abriéndose a la ciudad. Establece un gran basamento del que sólo emerge un volumen. Dentro de éste se sitúan tanto la sala principal como las de seminarios y conferencias. Bajo el basamento aparecen todos los servicios imprescindibles para el buen funcionamiento del Palacio de Congresos. Las zonas públicas se vinculan más a los espacios exteriores y a la plaza y las privadas al funcionamiento de la sala  principal de congresos o Auditorio.

 

 

Arquitectos Alberto Martínez Castillo, Beatriz Matos Castaño Colaboradores Enrique Barrera, David Casino, Jose Ignacio Toribio