Concurso para el Centro Federico García Lorca, Granada

Concurso

Finalista

Convocado por

Centro Federico García Lorca

Dirección

Plaza de la Romanilla, Granada

Fecha

2005

Cuando se libera un gas en un recipiente se expande y tiende a ocuparlo todo.  

Nuestro proyecto para el Centro García Lorca actúa como un gas. Se adapta a las particularidades formales de un solar irregular, muy condicionado por los edificios colindantes, y hace de sus formas quebradas la forma del proyecto. Ese “expandirse”, adaptarse a la máxima envolvente, provoca la macla espacial entre los diversos usos de la fundación. 

El edificio emerge en la Plaza de la Romanilla como la punta de un iceberg. Su presencia en la plaza es pequeña frente a su inmensa importancia social y cultural. La creación del nuevo acceso al Callejón de los Franceses hace que su relación con la plaza sea fundamental en la redefinición del espacio urbano. Proponemos liberar la planta baja en el contacto entre edificio y plaza; volar las plantas superiores para crear un umbral de paso al callejón y de entrada al Centro. 

El lugar tiene la posibilidad de mantener una relación visual privilegiada con la Catedral. Nos parece importante establecer ese vínculo y, que desde algunos espacios interiores, los visitantes lo puedan disfrutar.  

El solar dispone tres direcciones que nos parecen básicas. Tres direcciones que generan la geometría de estructura para crear patios y vacíos interiores que  se clavan en el corazón del Centro. 

En la segunda fase del concurso, las moléculas de nuestro gas se han reordenado. Condiciones exteriores han provocado el movimiento; como si hubiéramos agitado el recipiente que lo contenía. No obstante, sigue siendo la misma sustancia, se compone de los mismos elementos, y como tal sigue siendo reconocible. Nos atreveríamos a decir que después de agitar el recipiente por segunda vez y haberlo dejado reposar, nuestro gas se ha hecho mas transparente. La cubierta pasa a ser la planta más privilegiada del Centro Federico García Lorca.  Una nueva atalaya donde realizar actos sociales, presentaciones de libros, pequeñas actuaciones,  en el atardecer, a la luna  de Granada.

Arquitectos Alberto Martínez Castillo, Beatriz Matos Castaño Colaboradores Eva Roense, Alejandra Martínez de la Riva, Tomer Kenin Fotografías Alberto Martínez Castillo

Cuando se libera un gas en un recipiente se expande y tiende a ocuparlo todo.  

Nuestro proyecto para el Centro García Lorca actúa como un gas. Se adapta a las particularidades formales de un solar irregular, muy condicionado por los edificios colindantes, y hace de sus formas quebradas la forma del proyecto. Ese “expandirse”, adaptarse a la máxima envolvente, provoca la macla espacial entre los diversos usos de la fundación. 

El edificio emerge en la Plaza de la Romanilla como la punta de un iceberg. Su presencia en la plaza es pequeña frente a su inmensa importancia social y cultural. La creación del nuevo acceso al Callejón de los Franceses hace que su relación con la plaza sea fundamental en la redefinición del espacio urbano. Proponemos liberar la planta baja en el contacto entre edificio y plaza; volar las plantas superiores para crear un umbral de paso al callejón y de entrada al Centro. 

El lugar tiene la posibilidad de mantener una relación visual privilegiada con la Catedral. Nos parece importante establecer ese vínculo y, que desde algunos espacios interiores, los visitantes lo puedan disfrutar.  

El solar dispone tres direcciones que nos parecen básicas. Tres direcciones que generan la geometría de estructura para crear patios y vacíos interiores que  se clavan en el corazón del Centro. 

En la segunda fase del concurso, las moléculas de nuestro gas se han reordenado. Condiciones exteriores han provocado el movimiento; como si hubiéramos agitado el recipiente que lo contenía. No obstante, sigue siendo la misma sustancia, se compone de los mismos elementos, y como tal sigue siendo reconocible. Nos atreveríamos a decir que después de agitar el recipiente por segunda vez y haberlo dejado reposar, nuestro gas se ha hecho mas transparente. La cubierta pasa a ser la planta más privilegiada del Centro Federico García Lorca.  Una nueva atalaya donde realizar actos sociales, presentaciones de libros, pequeñas actuaciones,  en el atardecer, a la luna  de Granada.

Arquitectos Alberto Martínez Castillo, Beatriz Matos Castaño Colaboradores Eva Roense, Alejandra Martínez de la Riva, Tomer Kenin Fotografías Alberto Martínez Castillo